sábado, 11 de junio de 2016




El final de todas las cosas.


Cuando el agua
tan solo sea
agua
y apenas calme ya tu sed,

cuando se haga advenediza
y se deslice, inconsecuente, hacia otra tierra
herida,
herida, quizás, por la  irreversible canícula
de algún otro verano reinventado,
no sé, puestos a decrecer en tiempo...,

cuando te empape,
                          el agua,
y te recorra
semejando un sudor frío
que corte como filo de catana
y, sin embargo, a ti
no te alcance ni siquiera
a estremecer

cuando todo eso ocurra,
cuando todo eso enfangue y desestabilice
tu tierra...

no digas que no te lo advertí.

El agua a veces es
el final
de todas las cosas.

(C) Concha González.


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