viernes, 29 de marzo de 2013

EL CAMBIO


EL CAMBIO

No se cambiaron mis ojos por otros nuevos
como si de un estreno de mirada se tratase
o quizás
de un reparación por rotura atemporal.

Nadie lo hizo, ni tan siquiera yo misma
pero
ignoro la forma, el cómo y el porqué
comencé a percibir el tiempo
de manera diferente
y dejé de ver
aquella sonrisa memorable
aquellos labios ofrecidos
aquel rostro cargado de remotos misterios
aquellas manos que aseguraban
(en un alarde de codicia)
poseer los cielos.
Dejé de ver
los saltos de trapecista
las dudas existenciales
las mentiras verdaderas
atrapadas en angustias traicioneras.
Y lo que es peor
comencé a escuchar
las palabras prometidas
las cuales, antes del cambio
jamás pensé ni que existían

tan lejos del egoísmo y la avaricia
tan ajenas y no mías.

Pero
no vale la pena hacerlo saber
pues, ¿quién se encarga de avisar
sobre el vuelo de las águilas?
¿quién traduce los silencios
de las almas?

No vale pues  la pena
hacerlo saber.

©Concha González.
Imagen de la red.

domingo, 24 de marzo de 2013


LA PRESENTE AUSENCIA

En todo momento
me distraigo con su ausencia.

No precisa de artilugios ni artificios
para hacerse un hueco entre mis días.

Aparece sin más
y yo le amparo

incluso
le doy explicaciones del estado de mi ánimo
cuando alcanza  aromas de desánimo
y también  le comento
sobre mi estado de desánimo
cuando exhala aromas propios.

El cómo horada entre mis días
es algo incierto e insondable

el porqué
sencillamente irracional e impensable

y el cuándo... 
el cuándo se convierte 
en la más poderosa de las armas de doble filo
ya que
con su ausencia me asfixio
y sin ella
ni tan siquiera existo.

©Concha González.
Imagen propia©

viernes, 15 de marzo de 2013

Al final


AL FINAL

Al final
nunca se sabe
si la estancia pudo ser agradable

tampoco

si se retiene alguna queja
apretándola contra la mísera conciencia
para salvaguardarla
de posibles e inesperados arreglos.

No se sabe
si los sofás compartidos
aún conservan los huecos de la vida
o si bien
recuperan su forma originaria
tras las marchanzas precipitadas.

No se sabe
si el azul
(que ayer correspondía a los cielos)
hoy será simplemente
una palabra como cualquier otra
un color como cualquier otro

porque...

al final,  nunca se sabe
ni cómo comienza  el todo
ni cómo acaba la nada.

©Concha González
Imagen de la red

sábado, 9 de marzo de 2013


LA INDIFERENCIA

He caído atrapada
en la telaraña de la indiferencia.

Ya no suspiro ni anhelo
no sospecho
no reniego
no castigo ni aconsejo
no oigo, ni veo, ni entiendo.

Qué manera más cobarde
de comenzar cada mañana

nadar con la corriente
abrazar al toro de los cuernos extirpados
volar hacia la jaula abierta
de los pensamientos programados

asumir el futuro
previo contrato

caminar firmemente asido
a la barandilla
de las mil y una manos

rodear los muros
asumiendo con resignación
su protector desamparo.

He caído
y nadie me ha rescatado.

Han atrapado mis brazos, mis ojos, mis manos
se han adherido
a su pegajoso tacto
pero
mis labios, mi voz
mis sueños, mi valor
mi entereza, mi honor
mi osadía, mi auténtico yo

han quedado
milagrosamente
liberados.

©Concha González.
Imagen tomada de la red.

viernes, 1 de marzo de 2013

LA CONTAMINACIÓN



LA CONTAMINACIÓN

He anclado mi silencio
al día en el que estoy

abandonado la charla incesante
que abriga la condescendencia

escrito los versos que la palabra olvidada
le dictaba a mis dedos


aspirado a pertenecer tan solo a mí misma
ante el estupor del mundo entero.


renunciado a las sonrisas histriónicas
que nunca sonríen

nunca.

Los árboles del camino
se contaminaron
hace tiempo
con los necios vientos.
mientras los perennes 
pierden sus hojas contaminadas 
por el miedo
los caducos ofrecen sus ramas anegadas
de ficticias hojas
a los pájaros del mal agüero.

Allí descansan
ilusos, serenos
ajenos a sus cánticos de muerto
ajenos a sus propios llantos

ajenos.

©Concha González.
foto de la red