domingo, 31 de diciembre de 2023





Islandia 2023.
Imagen propia.


DICIOCHO VERSOS PARA NOCHEVIEJA

Ven a verme
aunque no te espere.
Acércate sin temor y con conciencia,
quiebra silencios,
afila recuerdos.
¿Quién es todo lo que tengo,
ahora,
llenándome de ruegos?
Crúzate, aunque lleves prisa
en esta causa
únicamente mía
y, sorpréndeme.
Solamente en la sorpresa cotidiana
se estrenan deseos,
fragua la vida,
se desvela el sueño.
Sé breve e intenso.
Ven.

Concha González.

martes, 27 de junio de 2023

 




No tendrás manera de regresar.


No tendrás manera de regresar

páginas en blanco.

Todas mostraban aquel desaire diligente

bajo su piel,

el inconformismo de la nada, el grave trazo

imposible de encubrir.

Sabrás que existieron

(que aún existen)

hondos huecos distrayendo los recuerdos,

tus recuerdos, aquellos...

y que existirán, probablemente más allá

del reto lento, del temor intenso, de la fragilidad...

cuando señalen sutilmente madrugadas,

aunque sea el viento el encargado de arrastrarlos

sin rechistar 

y no la lluvía de tus ojos confiados.


Si todo fuera afuera

viento,

piel

lluvia,

si todo fuera certeza posible,

¿dónde consentiría tu imagen

en permanecer?


Concha González.

Derechos protegidos.

Imagen propia. Islandia.

sábado, 23 de abril de 2022

 




ABRIL


Una rama brotando

en el marco de los días.

en abril.

Abril tiene la osada costumbre

de repetirse.

Abril no duele. Te recibe sin memoria que traicione

la pactada tregua de silencio. 

No duele abril. Se acerca exenta de certezas rescatadas

desde algún lugar ya consumido.

Rechaza la ausencia, el rastro de nombres ya prescritos

por el precedente invierno que todo lo detiene.

Abril es rama brotada, brisa renovada.

Cuando abril se acerque, 

cuando comience a ser un todo con nosotros 

y todas las cerezas vayan exhibiendo su destino,

ruega por olvidar la helada tardía

que una noche miserable cercenó su madurez.

Ruega por olvidar el gris que apelmaza la tierra,

la anega o la remueve al capricho incomprendido de los cielos.

Abril es refugio. Como la existencia.


Concha González.


sábado, 11 de diciembre de 2021

 







DONDE SE ENREDA EL LATIDO

 

Es este escozor

de ortiga verde en las entrañas,

esa obviada curva

en cada miedo,

ese pie sin territorio,

ese espectro en cada cuerpo

el que se duele y se sana

empuñando la bandera blanca.

 

¿Cuál de las bocas dice sueño?,

porque es esa, solamente,

la que enreda el latido,

la que adueña el triunfo del tiempo

y convierte el aspecto mediato

de las formas

en otros sueños que dicen

bocas,

y que adhieren, solamente,

aquella con la que ocupar

de palabras

los silencios.


Concha González.

Fotografía propia.









martes, 27 de abril de 2021

 


A FECHA DE HOY

 

Respiras exhalando los caminos descastados

que por la extraña hora

señalas con tu dedo.

Es la marca más profunda, prevista y esperada

mostrando libertad de sangre como signo de flaqueza.

Es el acérrimo ahondar que todo lo cambia,

la lágrima fácil que un día malgastaste, la difícil que

subestimaste.

Esa extraña hora, como rostro iluminado, presente y ausente

cierta, como un residuo de quietud, toma por la fuerza

nombres y linajes sin condición, en irrefutable argumento

entre todos los posibles.

Incluso suele acertar de pleno en su encomienda y sea que tú

aceptes encajar su ineludible comisión.

Mientras, voz, anhelo y memoria

para permanecer.


Concha González.

Imagen propia.


viernes, 6 de diciembre de 2019



HACES VOZ

Haces voz
con el tacto de tus sombras.
Escucho cómo cubre mis certezas
apenas un tenue resplandor
habría de surgir
para acallarte.
La noche, aliada de tus labios
se ha empeñado en desnudar sus formas.
La luna llena
llena de luz
tu voz
que ya no alcanza la palabra.
Acaso algún susurro que se enreda
de improvisto
en la intuición del misterio del azul
y me desarma
porque haces voz
con el tacto de tu sombra
y
me cubre
y
me alcanza.

(R)Concha González.
Imagen propia.






domingo, 20 de octubre de 2019






Al afilado filo del silencio.

Se me prenden versos en los labios.
Deshago la mañana en un ir y venir
de desalientos. Retazo de una vida
entre memorias que reescriben el poema
al afilado filo del silencio.
Desperezo mi semblante
a través del frío de la noche.
Me mantiene alerta y aleja 
el súbito temor a adormecerme; 
no es momento de perdernos
entre los ennegrecidos sueños que, 
aun invisibles,
lucen ausencias vivas en el claro de sus cielos,
se engarzan a la voz y a la palabra
para regresar los pasos de otros tiempos.
Por ello, se me prenden versos en los labios,
como prende el rocío la verde hierba
cuando calma la sed del recuerdo
con su acaudalado fluir de gotas en perla.


(C) Concha González.
Imagen propia.